ACCIÓN 004

Todas las noches que estuve con ella fueron de completo insomnio, era difícil para mí saber que tenía un agujero a mi lado con el cual podía saciarme a voluntad y no mantenerme ocupado en él. Pero creo que las ojeras se notaron más en ella que en mí. Muchas veces era la una de la madrugada y una fuerte erección me quemaba entre las piernas y de inmediato me despertaba agitado y como ella estaba de espaldas a mi comencé a rozarle mi ardiente glande entre su nalgas, descendiendo cada vez más hasta llegar a su agujero, poco a poco ella iba despertando y ya sabía cual eran mis intensiones, un poco de mala gana aceptaba mi proposición, sabía que no tenía escapatoria, que sería mi esclava sexual durante el fin de semana. Abría un poco las piernas y mi hierro ardiente se abría paso en su rosada carne, llenándola de mí, y bombeaba con tanta fuerza que creía que las tablillas de la cama se caerían, pero si así hubiese sucedido en el suelo la hubiera seguido penetrando, sentía como si hubiera tenido acumulado tanta necesidad durante meses. Durante ese fin de semana culié como si fuera a ser la última vez de mi vida. Fueron pocas horas de sueño, la comida nos llegaba al Apartamento a domicilio, para recibirla nos vestíamos, de resto pasábamos desnudos cogiendo cada vez que se nos antojaba, muchas veces tuve que colocarle hielo en los labios hinchados de tanto joder.