Thursday, October 27, 2005

ACCIÓN 007

Si hubiera un dios para el deseo, la perfección física, la lujuria, la pasión y un buen equilibrio espiritual, tendría el nombre del sujeto con quien disfruté una buena noche en mi apartamento de aventuras, a quien llamaré en este post Santiago.
La parte más difícil fue cuando entramos al apartamento, como pocas veces estaba sintiendo nervios ante lo que iba a acontecer, que cosa tan rica era esa que llegó conmigo y se movía por la sala de mi apartamento. Se quitó la camisa que tenía por fuera y descubrió su espalda y un hermoso trasero que se marcaba considerablemente en sus jeans azules.
Santiago se dio la vuelta, me miró y se echó a reír al darse cuenta de la expresión con la que lo estaba observando, sólo atiné a responderle que estaba evaluando la mercancía ya que no quería perderme de nada de lo que se me iba ofrecer esa noche.
Lo invité a la habitación y ya dentro de ella yo procedí a quitarme la ropa, mi armamento estaba bien cargado y me estaba doliendo de la excitación que tenía, sentía que tanta arrechera no cabía más dentro de mi pene.
Cuando terminé de desvestirme levanté la vista y ahí estaba él desnudo, Dios que cosa lo que vi, músculos bien definidos en un cuerpo delgado y fino, piel bronceadita y el trasero, que cosa tan grande para una persona delgada, levantadito y bien duro.
Santiago es una prueba de la mano de Dios, un cuerpo tan bien armado y sin gimnasio ni nada por el estilo, lo envidié, pero me propuse hacerlo mío, completamente mío durante esa noche que compartimos, y lo logré.
No se si lo que hicimos se llama besarse, yo quería succionarlo, sentirlo mío, en mi alma, realmente y lo confieso, lo deseaba desesperadamente y quería que quedara en mi cuerpo y en mi alma ese instante y que al día siguiente no fuera sólo un recuerdo sino que mi piel lo siguiera sintiendo, al igual que mi pene el goce de su culo.
El pene de Santiago era realmente bien proporcionado, entre un tamaño mediano y grande, de un grosor que puede resultar exquisito y de una apariencia tan majestuosa como la de él, pero no fue en su pene en que me centré en esa noche, aparte de las buenas mamadas que nos dimos mutuamente.
Después de un excelente 69 mi lengua se dispuso a recorrer toda su espalda hasta llegar a su sus nalgas, las lamí, las mordí y mi pene se deslizó entre ellas, haciendo lo que llaman la paja Suiza, mientras sentía el calor de su espalda en mi pecho.
Mi pene ya no aguantaba más y nuevamente volví mi lengua a su trasero, se lo levanté suavemente y le lamí con cuidado los bordes de su ano, haciendo contorsionar a Santiago al punto que él mismo me rogó que lo penetrara.
Y así fue, lubriqué mi pene y lo deslicé dentro de mi Adonis, hundiéndolo profundamente, sintiendo que su alma se quebraba con mis culeos, y así continuamos toda la noche, él cabalgó encima de mi mientras yo le chupaba el pene, que amplio era, yo me hice sobre él y lo penetré mientras lo besaba en los labios y le chupaba las tetillas y nuevamente me pidió que lo penetrara de espaldas… a orden dada acción cumplida.
Se arrodilló y dejó caer su rostro sobre la cama, dejando bien levantado su hermoso y delicioso trasero, hundí mi pene en él nuevamente y dejé caer mi cuerpo sobre su espalda, agarrándole las manos por el dorso y sintiendo en ellas todo lo que el sentía hasta que me descargué dentro de él… luego nos pusimos en posición recta sobre la cama, yo aún encima de él sin sacárselo y descansamos hasta que mi pene se durmió completamente dentro de su ano después de la faena.
Al rato me acosté boca arriba y el se sentó sobre mi pene medio adormecido y me pidió que lo masturbara que quería llenar de semen mi pecho y así fue, que caliente se sentía su verga en mis manos, que rico fue verlo retorcerse de placer y que extraña sensación el semen caliente sobre mi piel, y darse cuenta que rápido se enfriaba.

Esta es la historia de mi aventura, lo siento por la demora pero quería escribirla con calma, no como la anterior que deje mucho por fuera por la rapidez.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home